La noticia del futuro nacimiento de la princesa Ainhize corrió como la pólvora por los cuatro reinos y fueron múltiples los cortesanos y los grandes reyes que se acercaron para mostrar pleitesía ante la princesa.
Entre las muestras de cariño a la princesa se encontraba la de Bastian «rey de los conejitos» quien hizo entrega a la princesa Ainhize de un traje mágico por el que la princesa se convertiría en un conejito cada vez que se lo pusiera.
Este traje no solo hacía que la princesa Ainhize se convirtiese en un gracioso conejito sino que hacía que toda persona que estuviese a su alrededor quedase ensimismado mirándola boquiabierta con una amplia sonrisa.